martes, 1 de abril de 2014

En The Strongest una cosa está clara: cuando Pablo Escobar juega, el resto mira.

Durante muchas veces y anoche, en espacial, el capitán aurinegro se vistió de megacrack para tirar del carro, siendo a ojos de muchos aficionados, uno de los futbolistas más importantes de la historia del club. El capitán confirmó la importancia que significa contar con un líder en el equipo, aquel desequilibrante, ese talentoso que dice presente cuando el equipo más lo necesita. Su asistencia en el primer tanto y el golazo del triunfo frente a Real Potosí, ascendieron a su equipo al segundo puesto de la clasificación y le arrebataron el título de invicto a un cuadro potosino que llegó enorgullecido de su condición.

Dicen que en un equipo de fútbol, el capitán cumple varios papeles. Pero la tarea más importante, la que demostró ayer el ‘10’ aurinegro, es que su función principal es elevar la efectividad del equipo y mejorar el rendimiento deportivo del mismo. Pablo siempre entendió este oficio, porque ayer su equipo se había chocado con dos paredes ‘lilas’ durante el primer y segundo tiempo. Los recursos ofensivos de local era insuficientes para quebrar a un cuadro potosino consciente que la mejor tarea en el Siles es defender con orden y sacrificio, para rematar al contragolpe. Sin embargo, ‘San Pablo’ pudo encontrar un resquicio en aquel orden ‘lila’, para filtrar un pase entre líneas y dejar servido el gol a su compañero Alejandro Chumacero, quien tuvo que definir en dos tiempos. Primera intervención del líder.

Después de la ventaja aurinegra, los dirigidos por Eduardo Villegas, se conformaron con la mínima ventaja. Le ofrecieron el esférico al rival, quienes adelantaron líneas para lograr el empate. El local se había sumido en una tarea defensiva innecesaria, sin razón alguna. El visitante empezó a mostrar sus cualidades ofensivas. Era cuestión de tiempo para que el Tigre pagara caro su conformismo. Enrique Bustillos se encargó de anotar el merecido empate y poner en evidencia que la última línea atigrada enloquece con los cambios de frente y los balones en profundidad. La falta de jerarquía en el cuadro de Achumani, no sólo está ausente en la ofensiva. La zona de iniciación carece de zagueros seguros y rápidos, capaces de contralar las jugadas rápidas del rival, es que cuesta jugar al fútbol con cuatro o cinco ineptos que transitan por el terreno de juego, haciendo el número que marca la FIFA para no perder por WO.

El empate fue merecido castigo para los locales, pero no para el hincha atigrado que se dio cita al escenario miraflorino en un día inusual y horario inusual. Eso lo tenía en mente el ‘10’ y supo corregir. El empate, era un valioso punto para el cuadro de la Villa Imperial, que sólo esperaba que el tiempo se diluya mientras defendía arduamente en su campo la arremetida atigrada. Sin embargo, todo ese sacrificio fue en vano, porque en el campo estaba un jugador diferente. Apareció el capitán. Quien más para romper la igualdad con tremendo zapato, batir al potero Henry Lapczyk –una de las figuras– y terminar siendo venerado por toda la hinchada atigrada. Dicen que en las situaciones más difíciles es el capitán el que tiene el papel más relevante, quien controla sus emociones y las del resto de sus compañeros. Pues sí, esas son las tareas del Pablo Escobar.

Pero el plantel debe entender que el protagonismo y el desequilibrio empieza y termina en Pablo Escobar, y por ello, se lo debe cuidar en el terreno de juego. Todos tienen la obligación de rescatar balones, de pelearlos todos, para entregarlos al de mayor jerarquía. Cuando entiendan y reconozcan sus limitaciones, The Strongest será imbatible.

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