Por lo menos un 70 porciento de la recta estuvo “teñida” de amarillo y negro, a diferencia de los habituales clásicos en los que convivían ambas hinchadas en los sectores opuestos. El aliento de ambas barras (además de que la recta era en una gran mayoría atigrada) hizo que la ausencia de la curva sur no se notará.
La gente no podía faltar al clásico de ayer, por la situación de ambos clubes en el Apertura. Bolívar no podía perder porque querían ser los únicos punteros; mientras que a The Strongest le urgía la victoria para no perder las esperanzas de luchar por el campeonato.
Denominado por muchos “el clásico del año”, la gente lo vivió así desde las graderías, donde los últimos minutos se hicieron interminables.
En el primer tiempo cayó una lluvia intermitente que no acallaba a la gente, es más, parecía que avivaba el aliento de la gente. La gente se desesperaba por momentos, veía las llegadas claras de su equipo que no se concretaban, y se quedaban con el grito de gol en sus gargantas, en una noche fría que después calentaban con un vaso de café. En los últimos minutos de la primera fracción, el público paceño hizo una tregua, se guardó energías para el segundo tiempo; hasta que el joven David Checa marcó el gol atigrado que provocó la algarabía total en la mitad de las graderías del estadio paceño. Los seguidores del Tigre, al igual que el equipo, festejó el tanto porque sabían que la victoria mantenía a su equipo en la lucha.
Entre el público, también había autoridades estatales a la cabeza del presidente Evo Morales-declarado hincha de la Academia- quien además votó por La Paz en su candidatura a una de las siete ciudades maravillosas del mundo. Morales compartió con Tito Montaño, Ministro de Deportes, a quienes se los vio hablar amenamente al final del primer tiempo, en el palco oficial; tal vez anticipaban lo que iba a suceder en el segundo tiempo, cuando el fútbol retornó y la hinchada atigrada fue la que más se hacía escuchar en el escenario miraflorino. La victoria parcial animaba más al público que se vistió de amarillo y negro para alentar a su equipo. La hinchada académica trataba de no quedarse atrás, pero el aliento de la recta fue más fuerte. Hasta que la hinchada de la curva norte “despertó” tras el gol del empate que anotó José Luis Sánchez Capdevila; recién la barra de Bolívar se hizo sentir más que la del Tigre.
Al final, los celestes festejaron más que los atigrados, son punteros, mientras su rival se aleja cada vez más.
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