El Tigre mereció algo más, pero tuvo al frente a un rival que también intentó atacar y que en varias oportunidades buscó el arco contrario; estuvieron bien apuntalados por Federico Pereyra en la zaga, y por un interesante volante nacional juvenil, como fue el volante Moisés Villarroel, que fue sustituido en el segundo tiempo bastante extenuado.
Pablo Escobar se quejó del estado del campo de juego, bastante anegado por el granizo que cayó en horas de la tarde, pero es evidente que no estuvieron en una jornada afortunada, aunque también la suerte no estuvo de su lado, porque un travesaño y dos postes le impidieron de festejar un triunfo.
Cuando el Tigre estaba mejor posicionado, Blooming anotó el primer tanto del partido, Mauro Marrone envió un centro que empalmó solo Federico Pereyra, a un costado del arco de Daniel Vaca que se quedó parado.
El Tigre se fue con todo en busca del empate, que llegó mediante su símbolo, el capitán Pablo Escobar. El naturalizado le pegó fuerte al balón, y este pegó en Leonel Morales, se desvió y engañó al arquero Eder Jordán, a los 21 minutos.
Con el 1-1, la intensidad del encuentro no bajó, aunque siempre con los atigrados con el control del balón.
A los 36 minutos se lo perdió Cristaldo, a los 44 un remate de Chumacero pegó en el travesaño, a los 46 el palo le volvió a negar la chance de festejar a Ramallo, en otra de las opciones claras de gol.
En el segundo tiempo, Blooming se dedicó a cuidar el empate, aunque de entrada al minuto, mediante Hugo Bargas estuvo cerca de anotar el segundo, su remate pegó en el travesaño.
Luego, respondió Escobar con un remate que el golero Jordán impidió del nuevo festejo atigrado. El tiempo se acababa para que los atigrados puedan anotar, comenzaron los momentos de nerviosismo porque el balón no entraba en la portería de Jordán.
Blooming a esta altura del encuentro no quería más, se limitó a perder el tiempo, mientras llegaba el minuto final.
Ya Escobar y los suyos estaban extenuados, aunque al aliento de su parcialidad no dejaron de presionar al arco contrario.
Mientras Craviotto y Sánchez se “comían” las uñas en el borde del campo de juego, ya el juez del partido estaba cerca de pitar el final.
Los últimos minutos se los jugó con bastante nerviosismo, ya no había tiempo para más, porque el Tigre resignó dos puntos.
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