El aurinegro que en determinado momento parecía ser dueño de un partido importante frente a un adversario también con aspiraciones para tutearse con los de arriba, se complicó la vida cuando se llamó a pausa al estar con un cómodo 3-1, y se puso en los minutos de la recta final en emergencia por que los blooministas incluso con un hombre menos se propusieron devolver gentilezas llevando balones al frente, acortando la diferencia y poniéndose a tiro de empate. Un gol legítimo del aurinegro fue invalidado y un penal para Blooming no quiso ver, por mano de un defensor, y ante el reclamo vehemente del banco visitante que invadió el campo de juego, cambió su decisión y el corner que había cobrado se convirtió en tiro penal lo que supuso el descuento visitante (3-2). Estos gruesos errores, sumados a otros ensombreció la faena de este juez potosino que ensució una programación del fútbol liguero.
(El exárbitro FIFA, Óscar Ortube, dio muestras de sentir vergüenza ajena, y se excusó de opinar de la faena de Quintana, esgrimiendo un argumento poco sustentable al manifestar: “se puede malinterpretar”).
EL PARTIDO
En un encuentro que bien pudo alcanzar una calificación aceptable, porque la visita asimilaba bien su condición de visitante, porque ante el acecho del Tigre, respondía con contragolpes por el flanco izquierdo, donde Alaca se mostró incisivo y precisamente por su determinación llegó el gol de apertura cuando corría el minuto 9, su centro quirúrgico encontró a Leonardo Vaca que superó a su marca y colocó un frentazo alto y limpio, dejando sin defensa a Vaca.
Cinco minutos después, porque el Tigre se lanzó adelante, un defensor tras un corner cometió una mano en área grande, y sentenció la pena máxima el juez. El disparo fuerte y alto de Matías Alonso pone paridad a las acciones (14’).
Como el juego tenía un dominador, era previsible que llegue otro gol. Fue Ramallo que con una acción personal, se sacó de encima a su marca, y con su mejor pefil encaró y la clavó el balón junto al primer palo (32’). El local se hizo una tromba y cinco minutos después una corrida de Bejarano por derecha, terminó con un centro a ras de piso y Chumacero que acompañaba la jugada la empujó adentro superando a Tordoya y ante un jugado arquero Suárez (37’).
En el segundo tiempo, el local se llamó a la tregua, y la visita intentaba devolver gentilezas; a los 17’ se produjo esa jugada confusa que terminó en penal que puso cifras definitivas. Un partido que puso en tela de juicio el arbitraje.
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