La noche fue especial, a la medida del decano y su máxima figura. Porque fiel a su historia los atigrados tuvieron que aguantar las inclemencias del tiempo para despedir al emblema del club en los últimos años.
A las 19:44 ingresó por última vez como jugador profesional. Su imagen apareció por el túnel junto a la de sus seres queridos. Sus compañeros hicieron un cordón humano en dos filas, para que su capitán entre al césped del estadio miraflorino, mientras de las graderías bajaba el tradicional cántico Escobar, Escobar, Escobar.
Fue la noche del Diez, su gente no le falló, esa que gritó sus goles y alentó todas sus hazañas. Cerca de 20.000 tigres dijeron presente para decirle gracias por todo capitán.
El partido contra Blooming arrancó y a medida que pasaron los minutos Escobar fue estructurando una noche perfecta, para despedirse marcando cuatro de los ocho goles con los que el equipo de sus amores terminó goleando.
Cuando faltaba un minuto para la finalización del encuentro apareció el cartel que indicaba su cambio, pero el árbitro del compromiso, Carlos García, decidió finalizar el lance para dar inicio a la despedida.
El primero en abrazarlo fue su compañero de mil batallas, Daniel Vaca, y según pasaron los segundos se sumó todo el plantel de jugadores. Escobar comenzó su recorrido por los diferentes sectores. Pasó primero por la general, luego por la curva sur, donde gritó el tradicional grito de guerra para terminar subiéndose a una tarima próxima la preferencia, lugar donde recibió una serie de reconocimientos.
Escobar cerro la jornada agradeciendo a los hinchas del Tigre por el cariño que le expresaron desde su llegada al club, en 2005. Les recordó que la historia del club marca que con esa camiseta está prohibido desistir, les pidió estar unidos, porque cuando los hinchas aurinegros se juntan pueden enfrentar a cualquier adversario.
“The Strongest es una forma de vida, no es un club, es mucho más que eso”, aseveró en sus palabras no sin antes aseverar que cuando al Tigre le tocan el orgullo, “el Tigre te mata”, frase que la popularizó tras conquistar en la última fecha el título del segundo torneo del 2013.
Antes de despedirse y dejar el templo de sus sueños, Escobar grito, huarikasaya kalatakaya y toda la hinchada le respondió: hurra hurra, que viva el Tigre.
Con el amor de su gente, Escobar cerró un ciclo, porque los ídolos no se van nunca, simplemente dejan de jugar.
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