Copacabana, situada a 150 kilómetros de la ciudad de La Paz, fue el epicentro de la fiesta que armó el club aurinegro. Desde tempranas horas, los pobladores de esta localidad se dieron cita para recibir a los jugadores y además para felicitar a Quispe, flamante presidenta, quien no ocultó su fe por fe por la Virgen de Copacabana.
“Es nuestra madre. Se ha convertido en una tradición, no pensé de que de la noche a la mañana iba a venir tanta gente”, acotó Quispe quien también estuvo acompañada de César Salinas (su esposo) y el resto de su familia.
La celebración eucarística fue amena, “entre familia”, como comentó uno de los asistentes. Esta fiesta estuvo acompañada de cánticos tradicionales en aymara, cuyo templo construido en 1601 acogió a los feligreses. Los atigrados participaron de la eucaristía y pidieron a la Virgen la bendición para conseguir el campeonato.
Uno de los dirigentes, Ricardo Llano, afirmó que espera el trofeo del título que se consiga será dedicado y presentado a la Virgen en Copacabana, como agradecimiento. Tras la misa, no faltó la tradicional K’oa (ritual) a la Pachachama, donde los comunarios pidieron los buenos ánimos y abundancia para el club. Así, el Tigre retornó a La Paz con la fe de gritar campeón a fin de año.
HAROLD REINA PIDIÓ CONVERTIR GOLES
El jugador colombiano Harold Reina, el último refuerzo, se mostró sorprendido por el recibimiento de la hinchada y los pobladores en su visita a Copacabana ayer para pedir la bendición a la Virgen. El delantero, además pedir por el club, también lo hizo personalmente para que le vaya bien en su salud, por su familia, acotando que quiere convertir muchos goles. “Sabemos que no será fácil de lo que se viene”, añadió el colombiano, tomando en cuenta la primera fecha contra Blooming y la pugna por el título del torneo Clausura que iniciará el fin de semana. “Trabajaremos humildemente”, finalizó.
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