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viernes, 10 de mayo de 2013
Rompe la piedra, tiembla la vicuña! ¡K’alatakaya huarik’asaya! es el grito de guerra de The Strongest
Rompe la piedra, tiembla la vicuña! ¡K’alatakaya huarik’asaya! es el grito de guerra de The Strongest. Retumba desde hace años en las canchas del país y a pesar de que el tiempo transcurre, sigue vigente en las gargantas de los atigrados.
Fue utilizado por primera vez a fines de la década de los años 30, y desde entonces nunca más paró de escucharse de parte de los aficionados, que durante décadas lo contagiaron a los jugadores para hacer de este grito una identidad gualdinegra. Exfutbolistas stronguistas aún guardan gratos recuerdos y destacan que nunca escucharon algo parecido en algún otro club profesional: un grito en su idioma nativo, el aymara.
Rolando Vargas, el caudillo y capitán stronguista de los 60, rememoró que “en la boca del túnel yo llamaba a los (periodistas) que hacían cobertura en las radios, entonces venían con sus micrófonos y me ponían al aire. Así que les gritaba a mis compañeros: ‘¡K’alatakaya huarik’asaya!’ y ellos me respondían “¡hurra, hurra!” y afuera gran parte del público también lo hacía porque lo escuchaba a través de las emisoras. Era un momento especial antes de los partidos que nos tocaba jugar”.
Desde Argentina, el exdelantero de la década del 70, Luis Fernando el Zorro Bastida, contó que casi todos los días lo grita en su ciudad Rawson, en Chubut, al extremo sur argentino.
“Acá en la ciudad viven muchos bolivianos que además son hinchas stronguistas, así que el ‘K’alatakaya huarik’asaya’ se hizo como un saludo. Yo les grito y muchos que ya me conocen me responden”. El Zorro recordó que en Bolivia hizo cosas increíbles, como vender api con doña Marina Azcárraga para recaudar fondos, y hasta levantó la pala en la cancha del complejo para ayudar a hacer arreglos.
Otro exdelantero atigrado Jorge Carlos Lattini sostuvo que el grito de guerra era muy especial y que además él lo asociaba con la cultura boliviana y su relación con el idioma nativo aymara. “Había niños stronguistas que a la distancia me saludaban con el grito y también me decían janiwa (no) bolivarista. Me gustaba. También me acuerdo de los tres mandamientos nativos como el no robar, no mentir y no matar”.
El brasileño Sandro Coelho confesó que le costaba pronunciar los vocablos y por ello mismo no se animaba a gritar, aunque sí seguía ese momento con atención. “Es un detalle diferente de la historia del club que no lo tienen otros”. El exdirigente stronguista Jaime Oblitas destacó que como las mascotas o las canciones con las que el club se identifica, el grito de guerra deportivo del Tigre es único en el ámbito del fútbol boliviano.
“The Strongest está muy bien arraigado con nuestra propia cultura, tiene diversas características que otros, igual con muchos años y popularidad, no las tienen. El grito es un detalle que muestra el paceñismo y también es parte de la identidad y origen de club boliviano”.
Villarejos lo creó en San Juan de 1936
“Chicheño de nacimiento, pero paceño de corazón”, así se denomina Germán Azcárraga, exdirigente atigrado de origen potosino, pero radicado hace décadas en La Paz, quien asegura que el estribillo de The Strongest destaca muchas cosas del departamento.
Este tupiceño de 86 años recuerda que la creación del ‘K’alatakaya huarik’asaya’ se debe al connotado hincha atigrado de los 30, Francisco Villarejos, quien en una de las fogatas de San Juan de 1936 lanzó el grito, algo que posteriormente fue traspasado al club.
“Villarejos era como Chupa, como Gastón Velasco y otros históricos hinchas que vivían por The Strongest. El grito une los vocablos aymaras, la forma de ser del paceño, que es querendón de sus tradiciones y costumbres”, comenta.
En la página digital del club The Strongest, Graciela San Martín viuda de Aparicio cuenta esas mismas características sobre el surgimiento del particular estribillo. El sentido de la frase se debe a que el frío del altiplano es tan intenso que rompe la piedra, por tanto tiembla y llora la vicuña, un animal adaptado a ese hábitat.
‘Rompe la piedra, tiembla la vicuña’
‘Fue un ritual hermoso’: Rolando Vargas, excapitán atigrado
“Muy joven escuché que Serapio Vega lo gritaba, luego Max Ramírez y después me tocó a mí. Era un ritual hermoso para tomar coraje, para ir siempre adelante ante quien sea’.
‘Era como un mandamiento’: Jorge Lattini, exdelantero
“Era nuestro incentivo psicológico. Al inicio no lo entendía, pero valorando la cultura local de los stronguistas por sus idiomas y costumbres, a mí me llegó a agradar”.
‘Aún lo sigo gritando’: Luis Fernando Bastida, exdelantero
“Aún lo sigo gritando, porque acá trabajan muchos bolivianos. Allá lo gritaba con el equipo y el Chupa lo hacía con la gente. Era todo un sentimiento de identidad con el club”.
‘Se me erizaba la piel’: Johnny Villarroel, excapitán atigrado
“Yo lo gritaba con todo orgullo cuando fui capitán y se me erizaba la piel, los compañeros de equipo respondían y todos entrábamos a la cancha con la adrenalina bien elevada”.
‘Tenemos lo que otros no’: Jaime Oblitas, exdirigente
“El grito de guerra y muchas otras cosas sólo son del Tigre. Tenemos lo que otros no: mascotas, canciones en diversos ritmos y hasta un acta de nacimiento de la fundación”.
‘El equipo lo grita desde los 30’: Iván Aguilar, exdirigente
“El Chino Villarejos instituyó el estribillo, porque el juego del Tigre siempre se asoció con el fútbol fuerte y recio. El equipo lo grita desde los 30 y es un grito único de un club profesional”.
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