Al Tigre de hoy, que jugara en el estadio Beira-Rio situado en la ciudad de Porto Alegre contra S.C. Internacional, como si fuera poco, le basta con ganar aunque sea medio gol contra cero, permitiendo que la ilusión construida, pueda convivir en armonía con la realidad que tarde o temprano llegará a su encuentro. Y probablemente, en ese ir y venir de ilusiones y realidades que nos permite transitar el fútbol, es donde se encuentre su secreto más preciado.
El día de hoy el Tigre jugará su partido más importante del 2015. Afirmación subjetiva si entramos en el guión futbolero en el que todos los partidos se juegan como si fueran una final, pero muy objetiva si sopesamos que en este enfrentamiento se juega la supervivencia en la copa más importante del continente. Además, en caso de ser favorable el resultado, este traería consigo efectos decisivos para diferentes actores: el colectivo de jugadores se llenaría de ánimo suficiente para creer fuertemente que seguir avanzando es posible, tanto en la copa Libertadores como en el torneo local; el hecho de recibir por parte de la CONMEBOL USD 550.000 por avanzar de fase, suma significativa que permitiría hacer frente a la dura realidad que atraviesa la actual dirigencia; a nivel del nuevo cuerpo técnico, la posibilidad de enraizarse al primer plantel y dejar de ser una opción de emergencia; y lo más importante, claro está, la posibilidad de que la ilusión se prolongue aún más, lo necesario, lo esencial para los fanáticos (para nosotros) que vivimos de ella.
Encontrar argumentos técnico-tácticos o estadísticos para fundamentar esta ilusión explicita no tiene sentido, menos aun cuando S.C. Internacional ya lo gano todo: dos copas Libertadores (2006, 2010) y una copa en el Mundial de Clubes (2006) y hoy líder del grupo cuatro, viene fortalecido de su última victoria indiscutible frente a Universidad de Chile por 4 goles contra 0, pero es en esta fortaleza de haber ganado todo, donde se esconde su debilidad. Porque desde lo emotivo, desde lo fundamental que es el corazón, el actual líder del Tigre, sea Juan Carlos Paz García actual entrenador o Pablo Escobar líder desde siempre por naturaleza, no debería faltarle elementos de fuego, para manifestar con soberbia la arenga en el camerino minutos antes del partido. No veo mejor oportunidad que este partido, para que los jugadores salgan al ruedo con la tranquilidad de saber que no tienen nada que perder y todo por ganar. Sintiéndose ganadores por el simple hecho de tener una razón autentica para dejar todo en la cancha, algo importante porqué luchar, algo que inclusive cuesta encontrar en la vida misma.
Hoy tengo la oportunidad de escribir desde el lugar donde habita la ilusión, en el momento antes de, donde se entierra la semilla de la co-creación y descubrimos la magia de lo inimaginable sobre un hecho que todavía no existió, y aun así, sentimos la gloria sin siquiera haber obtenido nada. Desde acá, y mientras no escuchemos el pitazo final, todo es posible.
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